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domingo, 4 de diciembre de 2022

LA CONTRACRÓNICA DEL SAN FERNANDO 1 - LINARES 1

 


Despertador, desayuno, café, tostadas, camiseta y/o bufanda y ganas, muchas ganas,  de ver al Club Deportivo ¿versión Jekyll o Hyde?

Primer dominguito de diciembre ya con olor a Navidad y a regalos, como el del empate tras grave error de Manu Farrando. El San Fernando jugó una primera parte soleada y una segunda con nubes negras. Azulinos versus azulillos.

Salva Ballesta afrontaba las bajas con novedades. Defensa de cuatro con laterales de reciclaje como David Ramos y Javi Navarro; Dani Molina en el centro del campo por detrás de Antonio Caballero y Jon Ceberio; juventud en las bandas y Marcelo como referencia arriba.

Enfrente el Linares Deportivo del “añorado” Alberto González, el fabricante de un ilusionante Linares que vive en el ático de la clasificación, que juega y compite Copas del Rey, que disputa fases de ascenso, esto es, lo que los azulinos soñamos. Entre sus filas Lolo González y el “actor” Hugo Díaz que más bien parecía Hugo Silva por su capacidad teatral.

Antes de empezar piña de conjura. Primera jugada, primer peligro. Zipi “Gabri” y Zape “Ilyas” metían velocidad e incisión en sus respectivas bandas. ¡Peligro, niños al volante! Ilyas la lía en el 7’ cuando desborda por banda, regatea, se perfuma, se peina y a la red. ¡Ernestas, chúpate esta! Momentos ilusionantes: tensión, intensidad, fe, velocidad y se competía (este verbo no se está conjugando correctamente). Todos le dábamos el like de “me gusta” en redes sociales. Y de repente Gabri. El chaval se quedaba indispuesto con síntomas de vómitos y mareo. Intentó seguir, pero se veía que no estaba ok. Una lástima. Gabri encontraba salidas y el que lo sustituía era un Callejón “sin salida”. Marcelo Ribeiro presentaba sus credenciales de pelea y velocidad en determinadas jugadas, demostrando por qué Rubén del Campo ahora es Rubén del Banquillo. Al suizo se le baja la persiana en los mano a mano con el portero.

El que sí realizaba un marcaje estrecho fue el cuarto árbitro que tenía supercontrolado a Salva Ballesta. Llámalo amor. A Alberto ni una miradita. Al descanso nos fuimos con buenas sensaciones, pero con el recuerdo ingrato del anterior choque liguero.

La segunda parte fue un anticipo a la Navidad. Se regalan goles y sustos. Una película de Netflix ya vista varias veces. Sabes el final. Los linarenses apretaron a Manu Farrando en la salida de balón y se vio ahogado. Regalito aceptado gustosamente  para Alex San Cristóbal, el patrón de los conductores. Tablas en el marcador. Tablas no de multiplicar, sino de dividir. A raíz de ahí afloraban los nervios, temblaban las piernas y se aceleraban los corazones. El San Fernando era un flan de vainilla (que no de huevo). 

Salva solo realizó tres cambios de los cinco posibles. Juanmi por Gabri, Rubén por Marcelo y Bicho por Antonio Caballero, que posiblemente fuera el mejor del centro del campo.

Hasta el final con el corazón encogido. Afortunadamente los azulinos se volvieron a enchufar al partido y el destrozo fue menor. La referida ocasión de RdC, la de Chaira marrada por un mal bote del balón y un flojo cabezazo de Jon.

On y Off son los dos botones de encendido y apagado. On en la primera mitad y Off en la segunda. ¿Por qué nos apagamos?

Mensaje para Salva Ballesta: se debe hablar más en el verde que en ruedas de prensa vacías. Lo que oímos no se corresponde con lo que vemos.

Toca mejorar de verdad. Tenemos instrumentos para afinar (si es la puntería mejor) y esperemos que sea este miércoles contra la Cultu y el sábado contra el Algeciras. 

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