En los calendarios los domingos que juega el Club Deportivo ya no vienen de rojo, sino de azulino. Coche, tranvía, bicicleta, moto o patín, como sea, hay que verte en Chiclana. No me pierdo el partido contra el Esperanza, porque es lo último que se pierde. Como buena esperanza vestían de color verde. Pero nosotros hoy todos al rojo.
Hoy algunas novedades. Bajas
importantes, pero no menos importantes los que entraron. Caso de Pablo del
Castillo que completó una tarde sensacional.
The Bugatto’s boys
salieron serios, como en todos los partidos. Respeto al rival como máxima y se
le respeta jugando al fútbol lo mejor que saben. Son casi un equipo profesional
jugando en una liga que no les corresponde. Pronto llegaron las primeras escaramuzas
en ataque con ocasiones para Legupín, Miguelito y el “juvenil” Pedrito Carrión.
El Esperanza se resistía como podía, con mucho trabajo, más que un fontanero en
el Titanic. Ya que su presidente es el dueño de la peña Los Cazadores, ponían
toda la carne en el asador.
En el 32’ Pedro Carrigol
activó el botón de encendido de los goles. El “tío” vive en el gol. Siempre
está. Siempre pasa por allí. En el 41’ un hiperactivo Chust marcaba un
tranquilizador 0-2. Es su cuarto gol. Antes del descanso se tuvo que retirar
lesionado. Cruzamos los dedos para que no sea nada. Con 0-2 a la caseta.
Apretaba el frío, pero sin
lluvia. Casi sin tiempo de sentarnos Trabazo estuvo perfecto en su remate de
cabeza (0-3). El sevillano está cada semana mejor. Es un futbolista diesel plus. El Esperanza siguió peleando con nobleza,
pero ya no le daba. Comenzó la zambomba de los cambios. Especial mención a la
vuelta de Álvaro Otero que estaba loquísimo por volver a pisar el verde. Viene
a ser un fichajazo de invierno. Bugatto fue sacando paulatinamente a todos los convocados,
menos a Wato.
El Club Deportivo a lo
suyo, buscando la meta rival para hacer feliz a la afición isleña. En el 62 y
67’ el de siempre, Pedro Carrigol marcó el cuarto y el quinto. Va de hat-trick
en hat-trick y marco porque me toca. Por arte de birlibirloque 0-5. El Esperanza
perseguía sombras y miraba al horizonte y solo veía nubes negras.
La afición, mientras
tanto, animaba sin parar. La grada era puro cántico. Éxtasis azulino. Está enganchada
con este EQUIPO. Más que a la mejor serie de Netflix. Hasta la lluvia quiso
estar presente y aparecieron sus primeras gotas. ¡Venga, tiremos para casa! La
décima ya está en el bolsillo.
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Nos vemos el sábado.

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